La génesis de un volcán

Historias volcánicas de Islandia — Cuaderno de Cultura Científica

¿Cómo se forma un volcán?

El proceso de formación de un volcán es tanto fascinante como complejo, ya que implica una serie de eventos geológicos que tienen lugar a lo largo de millones de años. Comprender este fenómeno requiere examinar la estructura interna de la Tierra, las fuerzas tectónicas y la dinámica del magma.

La estructura interna de la Tierra

El planeta Tierra se estructura en diversas capas: la corteza, el manto, el núcleo externo y el núcleo interno. La corteza es la capa que está en la superficie y en ella se originan los volcanes. Bajo la corteza se sitúa el manto, que es la capa más densa y está formada por roca derretida, conocida como magma. Este magma es esencial en la formación de un volcán.

Fuerzas tectónicas y formación de volcanes

Las enormes secciones de la corteza terrestre, conocidas como placas tectónicas, se desplazan sobre el manto gracias al movimiento del magma. La interacción entre estas placas es crucial para el desarrollo de volcanes. Hay distintos tipos de límites de placas en los que pueden surgir volcanes:

1. Bordes convergentes: En estos bordes, dos placas chocan. La placa con mayor densidad puede deslizarse debajo de la otra en un fenómeno denominado subducción. El material de la placa que desciende se funde, originando magma. Este magma sube a la superficie, formando un volcán. Un ejemplo de esto son los volcanes del Cinturón de Fuego del Pacífico.

2. Límites divergentes: En estos límites, las placas se alejan. Cuando esto sucede, el magma del manto sube para ocupar el espacio, creando nuevas cortezas y, eventualmente, volcanes. Un ejemplo evidente son las cadenas montañosas submarinas como la dorsal mesoatlántica.

3. Puntos calientes: Son áreas del manto terrestre excepcionalmente calientes que funden la roca de la corteza creando volcanes. Estos no están siempre asociados a límites de placas y pueden crear cadenas de islas volcánicas como Hawái.

Proceso de erupción

Cuando la presión del magma acumulado se vuelve demasiado grande, este busca escapar a través de las debilidades en la corteza terrestre, resultando en una erupción volcánica. Las erupciones pueden ser explosivas o efusivas:

Erupciones explosivas: Ocurren cuando el magma es viscoso y retiene muchos gases. La presión se acumula hasta que la explosión libera grandes cantidades de ceniza, piroclastos y gases. Ejemplo de esto es el Monte Santa Helena en Estados Unidos.

Erupciones no explosivas: Incluyen magma de mayor fluidez que facilita la liberación de gases, produciendo corrientes de lava menos violentas. Son características de volcanes de escudo como los de Hawái.

Impacto y ejemplos históricos

Los volcanes generan un efecto notable en el ambiente tanto local como mundial. Son capaces de alterar el clima al emitir vastas cantidades de gases y cenizas en la atmósfera. Ejemplos históricos como la explosión del Krakatoa en 1883 y la del Monte Pinatubo en 1991 demuestran cómo las erupciones volcánicas pueden influir en el clima global al disminuir la temperatura promedio del planeta de manera temporal.

Además, los volcanes desempeñan un papel crucial en la creación de tierras nuevas y en el mejoramiento del suelo, lo cual permite el desarrollo de nuevas especies. Las Islas Galápagos y ciertas zonas de Indonesia son ejemplos de la biodiversidad que pueden promover los procesos volcánicos.

En este estudio sobre la formación de un volcán, hemos examinado cada fase de su desarrollo, desde la actividad de las placas tectónicas hasta su eventual explosión y el efecto que puede ejercer sobre el medioambiente. Considerar estos eventos nos permite valorar el poder de la naturaleza y su constante impacto en la geografía y el clima del mundo.

Por Carla Ortega

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